Acabo de ver el Sol ponerse desde la ventana de mi habitación: una bola rojiza incandescente descendía hasta desaparecer.
Con ella se acaba de ir todo lo viejo del año pasado. Todo lo que ya no deseo que tenga cabida, lo innecesario. Todo se lo ha llevado hasta el último destello rojo.
Hoy, 5 de enero, comienza mi Año Nuevo. Una página en blanco donde yo sola escribo mi historia de Vida con sus errores y sus aciertos. Donde ya no me castigo más. Donde aprendo a dar más pasos por mi propio pie. Donde soy valiente. Donde reconozco y doy valor a todas mis potencialidades. Donde me abro al Amor y por tanto a la paz y a la paciencia. Donde me quiero expresar sin miedo. Donde me siento agradecida cada día. Donde veo a Dios en cada persona que forma parte de mi vida. Donde sonrío cada día más.
El Sol se ha puesto. Y mañana amanece un Nuevo Día lleno de regalos y de ilusión que abre las puertas de par en par a este 2019. Que así sea.