Alguna noche vas a encontrar a tu alma gemela, la persona perfecta que va a satisfacer todas tus necesidades y calmar todos tus sueños, ¿verdad? ¡Falso! Esta fantasía que poetas y trovadores son tan aficionados a perpetuar tiene sus raíces en secuencias del vientre materno, en donde estábamos tan seguros y éramos uno. No sorprende el que hayamos anhelado llegar a ese lugar todas nuestras vidas, pero, para exponerlo un tanto de manera brutal, es un sueño infantil. Y es sorprendente que sigamos aferrados a él tan insistentemente, ignorando la realidad. Nadie, bien se trate de tu compañero actual o de un compañero soñado en el futuro, tiene ninguna obligación de entregarte tu felicidad en una bandeja; tampoco podría hacerlo aún cuando quisiera. El amor nace, no al tratar de resolver muchas necesidades dependiendo de otro, sino de desarrollar nuestra propia riqueza interior y madurez. De esta forma tenemos mucho amor que dar y que atraer, de forma natural, siendo amantes hacia nosotros mismos.
(Tomado de: Oráculo Zen de Osho)
Al margen de que exista un alma gemela para cada uno y de entrar en lo que es, pues esto genera muchos debates, esta pequeña reflexión me pareció valiosa. Solemos buscar en nuestro compañero o compañera de camino lo que nos falta a nosotros mismos, suplimos nuestras carencias en el otro, y sin darnos cuenta le entregamos el poder que nos permite estar tranquilos o desasosegados vitalmente. Pero eso no es más que cargar a quien tengo enfrente con una responsabilidad que es sólo mía. El Amor no se obtiene fuera, sino que habita en mí. De hecho estamos hechos de esta materia en lo más profundo de nuestra alma: de Amor puro. Si no lo encuentro fuera… es que no lo hallé antes en mi interior. Como no nos enseñaron esto de pequeños porque tampoco lo sabían… buscamos y proyectamos hacia fuera lo que llevamos dentro. Si soy sincera conmigo misma, y comienzo un recorrido genuino en donde regresar a ese Amor por mí misma, afrontando mis miedos, siendo compasiva con lo vivido, con responsabilidad pero sin culpa… entonces estaré un poquito más cerca de mi propia felicidad. Está en mis manos, en las de nadie más.
«No es el otro el que hiere. El otro sólo te muestra dónde estás herido»
Nuria, eres increíble, tu personalidad, tú carisma, das paz y cariño allá por donde pisas.
Estoy muy agradecida de haberte conocido y de que podamos formar un equipo.
Gracias por este artículo tan interesante.
Madre mía… no sé quién eres porque no hay firma, pero gracias por tus palabras, me emocionan mucho. Te envío un fuerte abrazo.
Gracias, estimada Nuria, por recordarnos que somos amor.
Gracias por serlo tu, en toda tu vida.
Un abrazo y ánimo con tus proyectos.
Gracias a ti, a vosotros, por ayudarme a vivir ese Amor en esta vida que a veces resulta tan dura.
¡Otro abrazo para ti!
Totalmente de acuerdo Nuria, parece una lección sencilla pero difícil de integrarla. La maternidad te pone este asunto delante en letras mayúsculas. Un fuerte abrazo para tod@s familia!!!
Sí Rocío… probablemente la maternidad nos planta delante todo lo que tiene que ver con nuestro propio interior. Es una oportunidad tan compleja como preciosa. Gracias por recordarlo, un abrazo fuerte también para ti!